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Plantas de mi vida

Tratamiento del suelo en el huerto

¿Tenéis una parcela de tierra desaprovechada en casa y no sabéis qué hacer con ella? Os proponemos una solución que no podréis rechazar, convertirla en un huerto. Os vamos a ayudar a hacerlo y así, a la vez que disfrutáis, degustaréis unas extraordinarias hortalizas que nada más ser recolectadas irán a parar a vuestras mesas. Para comenzar a sembrar, lo primero que tenemos que hacer es tratar el suelo: comenzaremos por roturarlo. Es un proceso imprescindible para poder cultivar, ya que cuando los terrenos están desatendidos se llenan de hierbas. Esto ocurre, sobre todo, en zonas de temperaturas cálidas.

Acaba con las molestas hierbas
La labor de adecuar nuestros suelos requiere constancia, ya que, a pesar de resultar fácil, es preciso dedicarle tiempo y esfuerzo. La azada, hoz o guadaña son los instrumentos que necesitamos, pero teniendo cuidado con las plantas de tallos grandes y firmes que los pueden estropear. Una vez arrancadas conviene quemar los restos y esparcir las cenizas, para aportar potasio al terreno.

Para sembrar los vegetales correctamente es recomendable sentar ciertas bases. No es suficiente plantar las semillas y que broten. Por ejemplo, no podemos tratar lechugas en suelos sin roturar porque las malas hierbas las oprimirán y no se desarrollarán.

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Orígenes de la hosta

Desde el lejano Oriente
Estas plantas proceden originariamente de China y Japón: las que adornan nuestros jardines provienen de las variedades japonesas. Las hostas son resistentes a las heladas pero, en contra de lo que a veces se piensa, sus hojas sí que se marchitan en invierno. Necesitan el periodo de frío para volver a crecer en pleno esplendor durante la próxima temporada. Así es que en invierno no hay que meter dentro las plantas.

Últimamente han aparecido muchas variedades nuevas. Algunas sólo crecen 15 cm. de alto, otras 80. Los colores de la hoja van del casi completamente amarillo (August Moon) hasta el verde intenso o el verde azulado (Elegans Sieboldiana). Existen hojas bicolores en casi todas las combinaciones posibles, de casi blanco a verde oscuro intenso. La Albopicta, por ejemplo, las tiene en verde dorado con bordes verde intenso, mientras que la Aurea Marginata destaca por sus hojas ovaladas grandes y oscuras con un borde verde claro. Por su parte, en la Albo Marginata son verdes con un bordecito blanco.

Si reciben suficiente luz del sol, florecen entre finales de junio y finales de agosto. Los colores de las flores y la longitud de los tallos varían, pero la mayoría florece con tallos largos y flores que van del blanco al lila.

Si has podido elegir y has adquirido una hosta, no te equivoques con el tamaño de la planta. Una vez plantada al aire libre, las hojas pueden doblar su tamaño en poco tiempo. La anchura de la planta puede alcanzar hasta una vez y media la altura.

Foro de plantas  

La hosta

La popularidad de la hosta ha crecido muchísimo en los últimos años. Se debe a varias razones. En primer lugar al aspecto de la planta, ya que la hosta no sólo es preciosa cuando florece con sus largos tallos y sus pequeños cálices que van del blanco al lila o incluso al púrpura, también sus grandes hojas acorazonadas tienen un atractivo fuera de lo normal. Además es una planta muy fácil: prospera en casi todos los sitios y es una excelente cobertora de suelos.

La hosta soporta bien el sol, pero donde mejor está es en un lugar con suficiente sombra. Incluso los lugares más oscuros del jardín pueden alegrarse con estos ejemplares. También les gusta estar a la orilla del agua o en una maceta en el balcón o patio.

La planta no requiere apenas cuidados. Lo único que pide es suficiente agua y un poco de compost de vez en cuando. Es fácil de reproducir dividiendo las matas, pero no es necesario (aunque algunos opinan que le favorece desenterrarla, dividirla y plantarla de nuevo cada cuatro años).

Las hostas son, por desgracia, también muy atractivas para babosas hambrientas, pero éstas desaparecen fácilmente cuando, alrededor del ejemplar, se incorpora una capita de guijarros puntiagudos, cáscaras de huevo o ramitas de pino. Y si insistes en condenar a estas vándalas a la pena de muerte, entonces siempre se puede recurrir al tradicional platito con cerveza. También puedes animar a mirlos y erizos a visitar tu jardín: así disfrutarán ellos de las babosas.

La amapola (2)

Magníficas combinaciones
Las amapolas llaman verdaderamente la atención en el arriate, y, además, resultan fáciles de combinar con otras flores. Si quieres que el foco de atención sean las amapolas, puedes combinarlas con hojas de color verde grisáceo, por ejemplo. Aún más bonitas estarán entre otras flores de colores intensos, como las azules espuelas de caballero (Delphinium), ajo floreciente, lirios, pico de cigüeña o la salvia de color violeta claro. Y la combinación de la hierba gatera azul con la amapola rosa pastel Karine se ha convertido en todo un clásico. Un precioso efecto 'entonado' lo forma la mezcla de amapolas de diversos tonos rosa con peonías y malvarrosas.

La amapola oriental procede de Asia Menor, donde los áridos veranos hacen que la hoja ya se marchite en esa estación. Y en nuestros jardines ocurre lo mismo, por lo que es posible que aparezca un feo hueco en el arriate. Por eso a menudo se pone una planta de floración tardía delante de las amapolas. Sí que es importante que éstas sigan recibiendo suficiente sol, y que el suelo no se moje demasiado. Por este motivo resulta más práctico colocar delante macetas con plantas anuales, de modo que camuflen la hoja que se ha puesto fea.

El mejor lugar
Las amapolas adoran el pleno sol y un suelo bien permeable. Un terreno nutritivo proporciona en general a las flores un color más intenso que un suelo pobre. No es necesario proteger estas flores durante el invierno; sólo sobre arcilla negra mojada las amapolas tendrán dificultades para sobrevivir el invierno.

Cuando hace calor y el ambiente es húmedo, pueden verse atacadas por la botritis: el tallo se vuelve negro por debajo del botón floral. Exceptuando esta enfermedad, la amapola puede considerarse una planta muy fácil de cultivar.

La amapola

Los finos pétalos de las amapolas bien parecen papel cresponado. Finamente arrugados, aparecen de los botones esféricos para después desplegarse en elegantes flores. Las amapolas orientales perennes y las anuales convierten cualquier jardín en un festival de colores. Además, las encontramos de todos los colores, desde el rosa pastel hasta el rojo anaranjado ardiente. También en lo referente al cromatismo puede hablarse de tendencias; las amapolas de tonos sorprendentes tienen ahora muchísima demanda.

Uno de los más interesantes es el de la amapola oriental Mrs. Marrow's Plum. De hecho, en Inglaterra fue elegida planta del año. Su color es descrito así: "un sorprendente color como de grosellas negras magulladas". Las amapolas más nuevas provienen de Alemania, de la famosa Condesa von Zeppelin, y también de Inglaterra. También en otros países se dedican a la selección. Un problema común es que las flores se caigan; afortunadamente, las nuevas variedades se mantienen bien erguidas, de modo que se puede disfrutar al máximo de su esplendor.

En cuanto al diseño de jardines, las grandes flores de las amapolas combinan perfectamente con la floración delicada de las hierbas ornamentales. La Papaver nudicaule bienal se siembra generalmente en una mezcla de colores, y florece durante todo el verano.

Hacer esquejes con raíces
La amapola oriental se puede reproducir con facilidad por medio de un esqueje con raíces. En agosto y septiembre debes arrancar la mata y cortar unas cuantas raíces (la planta madre puede volverse a plantar). Divide las raíces en trocitos de 5 cm; es importante que la parte superior del esqueje con raíces vuelva a estar arriba. Para acordarte, puedes cortar torcida la parte inferior. Planta los pequeños esquejes en un semillero arenoso; en la primavera siguiente probablemente ya brotarán.

Abonos naturales - Continuación

Abono verde
Enriquecer los suelos es una tarea fundamental y una forma de lograrlo es mediante la plantación de diferentes productos no comestibles, pero que sirven para aumentar la fertilidad del terreno. Estas especies son las que denominamos abono verde y su empleo es muy sencillo: antes de que florezcan, las cortamos y enterramos. De esta manera, labrar la tierra será más fácil.

Las plantas más requeridas como abono verde son de dos clases:

  • De invierno: el nitrógeno se adhiere a sus raíces convirtiéndolas en el producto estrella. Son las legumbres (habas) y los cereales (trigo, avena...).
  • Estivales: en verano nos decantamos por leguminosas (soja) y/o gramíneas (maíz). La alfalfa es también una excelente opción.
Arcones de compost
Es muy fácil tener unos arcones o baúles donde podamos ir almacenando residuos y producir abono. Una de las condiciones para lograrlo es que exista contacto directo con el suelo para beneficiar el proceso. La primera capa es de hierbas y el resto, vegetales y excrementos. A continuación, se cubre con un plástico. Es necesario regar la superficie ya que la humedad es indispensable y se recomienda añadir algo de tierra para que los gusanos estimulen la transformación.

Construir nosotros mismos los recipientes del compost no reviste dificultad; podemos seleccionar sus materiales a nuestro gusto (madera, cemento...). Lo imprescindible es que cuenten con respiraderos, que la cubierta o la tapa sea móvil y, como no, que exista roce con el terreno. Su uso es recomendable pero, si no disponemos de ellos, podemos elaborar el abono en el suelo, recordando su ventilación y riego.

Abonos naturales

Aunque los fertilizantes artificiales son los más utilizados por su bajo coste y comodidad, aportan muchos menos beneficios al suelo que los naturales, debido a su alto componente químico. El más común de los abonos naturales es el compost, derivado de excrementos de animales o residuos putrefactos. Para el huerto, es esencial añadir una buena cantidad de nutrientes al terreno, sobre todo, minerales.

Tradicionalmente los campesinos utilizaban el estiércol en vez de los desechos vegetales. Actualmente lo más común es mezclarlos: por cada tres fracciones de vegetal, una de animal. Otra opción es valerse de plantas, que esparcidas por el suelo se pudren y son una excelente fuente de alimento para la superficie.

¿Cómo lo elaboro?
Es muy sencillo de conseguir, basta con recurrir a restos que encontremos (hojas o frutos caídos, comida, basura orgánica...) y apilarlos agregándoles serrín para que empape la humedad y contrarreste el mal olor.

Es aconsejable removerlos a menudo para que se ventilen y la descomposición sea más rápida, ya que suele prolongarse un mes. Contamos con diferentes métodos de aceleración, por ejemplo, incorporar nitrógeno. La mezcla resultante la pasamos por una criba y así obtenemos el abono. Los restos que queden los dejaremos corromperse durante más tiempo.

Cuidados para la Hipoestes

Si la maceta se encuentra en interiores, se aconseja situarla en una zona que cuente con la iluminación adecuada sin estar a la exposición directa del sol, ya que provocaría que sus hojas se sequen.

Esta planta requiere de mucha luz ya que los tonos rosados y rojos de las hojas se intensifican en proporción directa con la cantidad de luz recibida. Si es escasa, la hoja pierde colorido y cambia al verde. También si notas que las hojas se tornan secas es porque quizá está en un sitio con demasiado calor, por lo que necesitarás colocarla en un lugar húmedo. Recuerda que con los rayos directos del sol, las hojas se quemarán. Para evitarlo, pulveriza 1 ó 2 veces al día con objeto de mantener la humedad necesaria.

Hay que tener en cuenta que un exceso de riego ocasionará que las hojas se vuelvan amarillas y se caigan. Otro aspecto importante es protegerla de las corrientes de aire seco, ya que podría sufrir sequedad.

En primavera y verano sugerimos que deben situarse en una localización un poco más húmeda, por lo que necesita riegos regulares, tres veces por semana y en invierno uno por semana, pero sin excesos. No está de más recurrir a macetas para el desarrollo del hipoestes, ya que nos facilitará los traslados de la planta, ya sea por excesos de calor en verano o por tiempo gélido en invierno.

Para un mejor cuidado es recomendable despuntar sus extremos, ya que así crecerá más frondosa. También es conveniente cortar los tallos cuando se vuelvan muy delgados, por lo que las podas frecuentes evitarán que la planta pierda su lindo aspecto y seguirá ofreciendo a tu hogar ese toque de alegría. Los esquejes resultantes pueden usarse para su multiplicación. Se pueden plantar en primavera y arraigan con facilidad. Asimismo, las semillas se convierten en otro método posible para asegurar la reproducción.

Respecto a las plagas y enfermedades, suelen ser atacadas por arañas rojas o cochinilla. Para combatirlas aumenta el riego y rocía con una solución de jabón y alcohol o anticochinillas.

Hipoestes

De aspecto frágil y delicado, Hypoestes Sanguinolenta, da un toque de armonía y paz a tu hogar. Originaria de Sudáfrica y Madagascar, 'la hoja de sangre' ofrece un atractivo color en su follaje. Es un pequeño arbusto perenne capaz de dar un agradable colorido al interior de tu hogar, gracias a su conjunto de hojas verde oscuro salpicado de rosa carmín.

Pertenece a la familia de las acantáceas, es tipo mata e incluso rastrera. Cultivadas por la belleza de sus hojas, se utiliza como planta de interior por su contraste de colores. Con el paso del tiempo va adquiriendo un color degradado y pierde su inicial tonalidad brillante; esto se puede remediar con podas sistemáticas, aunque se recomienda tratarla como si fuera anual y sustituirla cuando deje de ser joven.

No es común la presencia de flores, pero durante el verano es posible que algunos lleguen a sorprender con su floración agrupada en espigas terminales. No obstante, no está de más quitarlas para no restarle fuerza a su crecimiento.

¿Cómo cultivarla?
Sus sencillos cuidados permiten que 'la hoja de sangre' se pueda plantar en una maceta con tierra, arena y turba, siempre con muy buen drenaje. En climas suaves se puede plantar en el exterior en un ambiente continuamente húmedo. Se desarrolla con una temperatura media entre 15 ºC y 25 ºC, aunque soporta hasta los 10 ºC. Es aconsejable cambiarla de macetero cada dos años.

Problemas y cultivo de la drácena

Posibles problemas
Suelen presentar pocos si mantenemos unos cuidados mínimos. Uno de los más frecuentes es que las hojas comiencen a amarillear. Esto significa que estamos regando demasiado o que dispone de escasa luminosidad. Debemos reducir el riego y trasladarla a un lugar en el que disponga de más luz.

Las plagas más comunes de una drácena son la araña roja y la cochinilla. Si nuestra drácena se ve afectada por la arañaroja ,debemos fumigar con un producto especial para este insecto. En el caso de la cochinilla, un remedio muy útil es limpiar sus hojas con un algodón impregnado en alcohol, eliminando los posibles habitantes.

Multiplicación
Es muy fácil obtener nuevos ejemplares a partir de esquejes del tronco o los tallos, éstos deben tener de 8 a 10 cm. de longitud. Aplicaremos hormonas de enraizamiento en la parte que quedará enterrada en la tierra, cuya composición será de arena y turba a partes iguales. Regaremos y cubriremos con un plástico transparente que retendrá la humedad, colocándolo en un lugar luminoso pero a la sombra.

Las estrellas de la familia
De todas las especies de drácenas que se comercializan las más famosas son: la drácena fragans massangeana, o tronco del brasil, y la drácena marginata bicolor. No es extraño que pueblen viveros y floristerías y menos aún contemplarlas en oficinas y todo tipo de hogares.

  • La drácena fragans massangeana es muy agradecida en su cultivo en interior, y habitará sin problemas, tanto en verano como en invierno, en ambientes secos, pues es muy adaptable a ellos. Con respecto a los cuidados, seguiremos las directrices marcadas para la generalidad de su especie. Existen variedades de hojas jaspeadas que suelen ser más delicadas, las cuales no debemos exponer a temperaturas por debajo de los 12º C.
  • La especie marginata, o drago de Madagascar, presenta en el borde de sus hojas un tono rojizo, es la llamada bicolor. Sin embargo, existe otra variedad aún más vistosa, denominada tricolor, cuyos bordes poseen, junto al rojo, una franja amarilla que le da un toque aún más exótico.

Si aún no disfrutas de una, resulta una planta muy recomendable; las drácenas requieren pocos cuidados, pero siempre se verán espectaculares.

La drácena

En los últimos tiempos las drácenas han invadido nuestros hogares. El cambio en las tendencias decorativas hacia un estilo minimalista, ha ido parejo a la introducción de nuevas plantas de interior, variedades de un follaje más arquitectónico y menos floración. Entre ellas, muy apreciadas, están las drácenas. Se trata de especies muy resistentes y con gran capacidad de adaptación, que comprenden más de 40 especies.

Por lo general suelen cultivarse en el interior, pero en algunas zonas de climas cálidos se encuentran perfectamente en jardines de exterior, llegando a soportar temperaturas moderadamente bajas, aunque no menos de 10º C; tenemos que entender que se trata de plantas tropicales provenientes de África y Asia.

Parientes de cordylines y yucas
Las drácenas pertenecen a la familia de las agaváceas, al igual que cordylines y yucas. Drácenas y cordylines son a veces harto difíciles de diferenciar, y muchos expertos recurren al exámen de raíces para diferenciarlos.

Las tres especies tienen una fisonomía común: hojas en forma de roseta nacidas de un tallo. Las más cercanas a éste, se secan y mueren, formando así el tronco redondeado. Esta manera de crecimiento, da lugar en muchos casos a ejemplares arbóreos, aunque normalmente, se quedan en tamaños arbustivos.

Condiciones propicias
No son demasiado arduos sus cuidados, pero sí debemos tener en cuenta algunos pequeños detalles:

  • En verano necesitará riego cada semana, no así en invierno, en el que reduciremos la periodicidad. No obstante, es importante que la tierra no se seque por completo antes del siguiente riego.
  • Deben gozar de abundante luz todo el año.
  • La temperatura ideal es de 20 a 25º C, y nunca menos de 10º C.
  • El abonado debemos hacerlo a partir de la primavera (abril), hasta mediados de verano, (agosto) cada 15 días.

Cuidados y enfermedades de la calabaza

Los cuidados más sencillos
El riego es importante para el correcto crecimiento de nuestra hortaliza; sin embargo, es preferible regar alrededor del vegetal o por goteo, ya que el agua directa sobre el vegetal o el fruto produciría podredumbre. Aunque la calabaza no es excesivamente exigente en nutrientes, la cultivaremos en un terreno fértil y añadiremos abono natural para su desarrollo óptimo.

La recolección tiene lugar durante el otoño, cuando el fruto ha madurado, ha alcanzado su tamaño máximo y la piel está completamente endurecida. Es importante retirarlo de la planta antes de que comiencen las primeras heladas; lo conservaremos en el interior en un lugar fresco.

Combate las enfermedades y plagas
Uno de los hongos que suele padecer la calabacera es el oidio, que hará que las hojas se marchiten; para evitarlo aplicaremos fungicidas específicos. El mildíu es otra enfermedad bastante común; lo evitaremos garantizando la buena ventilación del vegetal.

En cuanto a las plagas que aparecerán destacan el pulgón negro, que combatiremos con agua jabonosa, y la araña roja, que seca las hojas y que eliminaremos mediante un acaricida. Asimismo, no olvidaremos eliminar regularmente la maleza, que resta nutrientes a la planta y que entorpece la prevención contra las enfermedades.

Calabaza

Si pensamos en cultivar un huerto en el exterior de nuestro hogar, o introducir nuevas variedades en éste, hemos de pensar en la familia de las cucurbitáceas. Ésta engloba hortalizas como el pepino o el melón, así como el calabacín o la cucurbita maxima que no es otra que la calabaza grande. El cultivo de éste último fruto cumplirá una doble función: por un lado lo utilizaremos en la cocina en múltiples recetas y, por otro, producirá un gran efecto decorativo en el jardín.

El origen de la calabaza se sitúa en diferentes partes del mundo. Su cultivo era habitual en México, donde formaba parte de la dieta de la civilización maya, así como de la China o India; su uso se extendía incluso a la fabricación de objetos del hogar como cucharas o de instrumentos musicales.

La calabaza grande, de piel gruesa y color anaranjado, adquiere un tamaño considerable, llegando a batir verdaderos récords de tamaño y peso.

Cultivo espaciado
Lo primero que hemos de tener en cuenta a la hora del cultivo es que necesita un espacio amplio para desarrollarse, por lo que en el huerto situado en un jardín, posiblemente pequeño, no plantaremos más de dos o tres ejemplares, con un espacio mínimo de uno o dos metros entre ellos.

A principios de la primavera realizaremos el cultivo de las semillas, tres o cuatro en cada orificio. Esto nos permitirá que cuando las plantas comiencen su desarrollo podamos elegir la mejor de cada ubicación y eliminar las demás. El terreno más adecuado, en un lugar soleado y protegido del viento, ha de tener un buen drenaje.

Posibles enfermedades de la Aurinia

A simple vista, la Aurinia transmite una sensación de fragilidad. Además de su aspecto, este arbusto requiere de muchos cuidados para evitar posibles enfermedades, como hernias, podredumbres, polillas, plagas, orugas o virosis. No te preocupes; a continuación te mostramos cómo combatir estas adversidades para que asegures un crecimiento óptimo de tu planta.

Hongo Plasmodiophora: es el causante de las hernias y tumores en la raíz y base de las plantas en la mayoría de las crucíferas. Crea abultamientos y agallas que, si no se actúa contra ellos, la harán languidecer hasta pudrirla. Si la planta es pequeña, lo mejor es reemplazarla; si no, deberemos desinfectar el suelo con fungicidas lo antes posible.

Podredumbre: provocados por los hongos Rhizoctonia solani y Fusarium roseumes, la podredumbre es una patología que afecta al cuello y raíz, degradándola y tornándola en un color oscuro. El remedio será similar al anterior, escogiendo un producto específico contra este tipo de plaga.

Orugas de la col: conocidas también como Pieris Brassicae, es un depredador de follaje que podrás detectar al ver agujeros en las hojas. Para proteger tu planta de esta plaga, tendrás que hacerlo a mano, recogiendo a mediados de primavera los ejemplares y sus huevos depositados en el envés de las hojas. Si no acabas con ellas, busca algún insecticida que contenga alguna de estas materias: Triclorfon, Etofenprox, Piretrinas o Bacillus thuriengiensis.

Nematodos: también conocidos como gusanos redondos debido a su forma, son animales microscópicos (de entre 0,2 y 0,4 mm.) dotados de un pequeño aguijón con el que penetran en las células de las plantas para absorber su contenido. Estos ataques provocan quistes y abultamientos que dificultan la circulación de la savia, debilitando paulatinamente la planta. Los nemátodos de raíz atacan a la mayor parte de plantas.

Es difícil descubrirlos, ya que hay que ver las raíces. Es mejor prevenirlos desinfectando el suelo, ya que una vez contagiado el arbusto, es muy difícil su eliminación. Si la planta es de una maceta, se recomienda quemarla con su propia maceta y tierra. Si el caso se da en jardines, productos como hidrocarburos halogenados, isotiocinatos, organofosfatos y carbamatos. Sin embargo, resulta imposible la erradicación para el jardinero aficionado, así que, si se nos da el caso, lo mejor es retirar el mal cuanto antes y reponer el hueco con plantas sanas.

Polilla minadora: son microlepidópteros de un tamaño máximo de 15 mm, capaces de colocar hasta un máximo de 100 huevos por cada una. Este tipo de parásito es un insaciable devorador de hojas que comienza por el limbo de las más externas, progresando hacia el interior del crucífero, lugar donde volverá convertirse en crisálida.

Redacción/Facilisimo.com

Cultivo de la Aurinia Sinuata

La Aurinia, conocida con el nombre latino de Aurinia sinuata o Alyssum saxatile, es un arbusto crucífero mediano de la familia de las Brassicaceae que suele crecer como máximo hasta los 50 cm. Su mayor cualidad es la generosidad en la floración. Es ideal para pequeñas jardineras, ya que suelen crecer numerosamente y en corimbos muy apretados, dando un aspecto de cestillo. Es por ese motivo por el que se le conoce comúnmente como Canastillo, Cestillo de Oro o Alisón.

Leñosa en la base, la Aurinia posee tallos de vellos estrellados muy vivaces que le permiten adaptarse y crecer tanto en macetas y taludes como en lugares menos frecuentes: jardineras colgantes y rocallas de estilo japonés. La única premisa que nos exige esta planta es el sol; cuanta más exposición le concedamos, más fuerte será su crecimiento, atendiéndola especialmente en zonas muy frías. Si no se usan protecciones cuando llegue el invierno, corremos el riesgo de que el clima termine con la vida de nuestra planta.

En cuanto a las hojas, te sorprenderá su textura aterciopelada y el color grisáceo, y no verde. Podemos encontrar una amplia gama de ellas, desde las estrechamente obovadas u oblanceoladas a las sinuado-dentadas, aunque las más frecuentes son las lanceoladas-lineares, muy numerosas y de tacto carnoso. Al encontrarse esparcidas en gran número por toda la mata, es necesario recortarlas tras la floración. Sin duda lo agradeceréis ambos, pues ella crecerá con más fuerza y tú podrás darle la forma que prefieras.

La Aurinia tiene dos épocas de floración. Aunque su primera etapa de crecimiento comienza en abril, puede hacerlo también un poco más tarde; en los meses de junio y julio suele experimentar una segunda floración, si bien ésta será menos acentuada que la primera. Te maravillará ver la cascada de flores que es capaz de ofrecer, todas amarillas, con sus pequeños pétalos escotados y apretados de 5 a 8 mm.

Aunque es una planta resistente a la sequía, en casa la regaremos frecuentemente pero nunca encharcando. En cuanto al suelo, no hay que prestarle muchas atenciones. El Alisón se adapta con facilidad tanto a terrenos cultivados como pedregosos o rocosos, aunque la verás crecer mejor en lugares yesosos, calcáreos y cerros calizos en los que haya también arena.

Aurinia Sinuata: "Las flores doradas"

Es no menos que curiosa la historia de este arbusto perennifolio. Aunque ya no crezca en España por causas de extinción desconocidas, el especialista Charles de L´Ecluse, más conocido por Clusiuses, destacó su ubicación por primera vez en el siglo XVI en el centro de la Península Ibérica. Pero no por ello pienses que no podrás tenerla; aunque ya no nos pertenezca, podrás encontrarla en tiendas y ponerla en tu jardín. Eso sí, tendrás que prestarle mucha atención y cuidados si quieres llenar tu rincón de preciosas flores doradas.

Conoce la leyenda
Según parece, este experto la recogió en Castilla y la distribuyó entre algunos jardines botánicos europeos. Otro de ellos, Linneo, ya sobre material cultivado, publicó la planta con el nombre de Alyssum Sinuatum, mencionando la localidad dada por Clusius, único lugar donde se encontraba de forma silvestre.

Años más tarde, entre 1752 y 1753, su discípulo, Loefling, la recolectó en Aranjuez, Madrid y sus proximidades, algo que harían posteriormente más botánicos de gran renombre como Cavanilles y Cutanda. Al no ser vista desde mediados del siglo XIX en España, se considera este arbusto extinto en nuestro territorio. Actualmente, su hábitat mayoritario se encuentra, principalmente, al noroeste de la península balcánica y en la zona este de Italia.

Paisajismo en espacios reducidos

Os copio un reportaje de  Juan Luís Ruiz de Dyezma , paisajista publicado en Facilisimo

Actualmente los espacios tienden a reducirse, por eso suele preocuparnos el lograr aprovecharlo de una manera eficiente. En estos casos, siempre es aconsejable recurrir a un profesional del paisaje, que sabrá planificar ese espacio tamizado por un estilo ajardinado y una distribución práctica del mismo.

Para las personas aficionadas que deseen realizar su propio jardín, recomendamos que no se asusten por pequeño que éste sea. En el mínimo espacio se pueden obtener resultados sorprendentes sin dejar de ser sensatos. Suele ser un obstáculo muy frecuente el pensar "total, en estos 20 metros ¿qué voy hacer? Lo dejo solado y ya está". Evidentemente es una solución tan cómoda como antiestética, pues nunca, por vistoso que sea un suelo, se puede igualar a la belleza de un pequeño trozo ajardinado y demuestra, por parte de quien toma esa decisión, que no le gusta vivir en contacto con la naturaleza.

Una vez que sepamos las posibilidades que tenemos, nos pondremos manos a la obra teniendo en cuenta que en este reportaje vamos a aconsejar cómo sacar mayor partido a un espacio reducido y que no se trata de ofrecer consejos de diseño de tal espacio.

  • Las plantas de colores claros (glaucos, grises, áureos, variegados...) dan sensación óptica de mayor espacio ya que los colores claros reflejan más la luz y de manera más clara que los verdes.
  • La misma sensación la encontramos con los vegetales de hojas pequeñitas, que suscitan un efecto 'psicológico' de lejanía, lo contrario que las especies con hojas grandes, que ahogan la sensación de espacio vital.
  • Intentaremos crear distintas zonas, aunque sean muy reducidas, pues ópticamente provocan mayor sensación de conjunto que dejar una zona unificada o bien diáfana, donde la vista pierde la percepción real del espacio comparativo. De todos es sabido que, cuando comenzamos a amueblar una habitación vacía (que nos parecía pequeña) es cuando nos damos cuenta de sus dimensiones reales.
  • En pequeñas porciones de terreno, no utilizaremos césped y, si lo hacemos, será en zonas muy puntuales.
  • Si creamos parterres nunca serán rectos (romos), sino terminados en picos (trapezoidales) o en forma de óvalos y elipses.
  • La creación de desniveles no es un truco óptico para dar sensación de amplitud a la vista, es que realmente se agrandan unos metros la superficie.
  • Recurrir a los desconocidos y encantadores trampantojos también es buena idea. Se trata de pinturas en la pared o muro de un patio o jardín que, como su propio nombre indica es "una trampa al ojo", creando falsas perspectivas de profundidad o lejanía.
  • En cuanto a los objetos decorativos, se deben utilizar con suma precaución: sólo los justos y nunca pequeños. Es mejor decantarnos por pocos y de un tamaño normal, tampoco excesivamente grande, a varios diminutos que ni se luzcan y enturbien el jardín creando la sensación de 'Feria de miniaturas'.
  • Los elementos sonoros, como juegos de agua (fuente de pared, un pequeño surtidor), campanillas por los árboles, plantas sonoras como el bambú, etc, proporcionan bienestar debido a la sensación espiritual de 'espacio vital' a través del oído.
  • Si se trata de un patio, nunca pintaremos sus tapias o muros de colores agresivos, sino que optaremos por tonos neutros y blancos sucios, como marfil, algodón, blanco ensabanado, blanco roto, cáscara de huevo, blanco arena, etc. No es buena idea llenar las paredes con los tan recurrentes platos de cerámica, faroles de pared, maceteros, etc.

Parrotia o árbol de hierro

El valor ornamental de las hojas queda casi siempre anulado por el de las flores, excepto en otoño. En estos meses, los follajes de muchas especies arbóreas, arbustivas y trepadoras adquieren cálidos y encendidos tonos: rojos, púrpuras, ocres, naranjas... Una de ellas es la Parrotia, que llama la atención por el color amarillo de sus hojas, las que adquieren su máximo apogeo en el mes de noviembre y diciembre.

Cómo es
Este árbol, procedente de Persia, puede llegar a alcanzar una altura de hasta 10 metros, aunque no es lo más común, la mayoría oscilan entre los 5 ó 6. La corteza de su tronco es grisácea con pequeñas escamas similares a las del plátano y se desprende con facilidad.

Es una planta de hoja caduca y forma ovalada. Redonda en su base y con margen diminutamente serrado hacia la mitad, tiene una longitud que oscila entre los 5 y 10 cm. Las más jóvenes tienen un matiz rojo en los bordes.

Las flores, que aparecen antes que las hojas, son amarillentas y con las anteras rojas, y se disponen en pequeñas y densas cabezuelas globosas

Las ramas jóvenes aparecen cubiertas de vellosidad. La apariencia del árbol es ovoide con ramas extendidas horizontalmente e incluso péndulas que pueden desarrollarse a ras del suelo. Se ramifica pronto y en entornos naturales es frecuente encontrarlo como arbusto. En el Jardín Botánico de Madrid hay un hermoso ejemplar de casi 80 años.

Xerojardín educativo en Pozuelo de Alarcón

Impulsado por los problemas de escasez de agua, en el Aula de Educación Ambiental de Pozuelo de Alarcón (Madrid) se creó un xerojardín que hoy ocupa prácticamente toda la superficie de esta instalación municipal, cerca de 20.000 m².

Una delicada selección de plantas, no todas necesariamente autóctonas, y sobre todo la aplicación de unas técnicas de jardinería para el ahorro de recursos, hacen de este espacio probablemente el primer xerojardín educativo de España. Por estas instalaciones pasan anualmente la práctica totalidad de la comunidad escolar de Pozuelo, desde educación infantil hasta estudiantes de Secundaria y adultos. En ellas aprenden, entre otras cosas, el respeto por el medioambiente, el aprovechamiento de los recursos y técnicas de xerojardinería.

Cada acción es importante
El jardín se ha ido ampliando desde que se trasladó a estos terrenos dicho servicio municipal hace casi diez años. Pero siempre con el mismo criterio que ha dado como resultado este espectacular jardín, siempre florido y que actualmente recoge y pone en práctica todas las técnicas de xerojardinería que se recomiendan a los que inician la construcción de su jardín.

Los responsables de este espacio nos recuerdan que en estas instalaciones se han formado y participado, en la construcción del xerojardín, más de un centenar de jardineros, pertenecientes a distintos cursos, que probablemente estén difundiendo las técnicas observadas y aprendidas.

Un aspecto importante a tener en cuenta al entrar en este jardín, es que prácticamente apenas se diferencia de cualquier otro, salvo en el consumo de agua, que es indudablemente mucho menor que uno convencional. Sólo se riega una vez a la semana -con agua reciclada- durante el verano, el resto del año no se riega. Parte de este logro se ha conseguido por la zonificación de las plantaciones, como iremos viendo en nuestro paseo por el jardín, y el uso de diversas técnicas.

Ningún espacio desaprovechado
A pesar de ser originariamente un terreno plano, se han creado algunos desniveles que se han aprovechado para dar más volumen al jardín, y sensación de mayor amplitud. Los caminos son anchos y todos cubiertos con una selección de áridos convenientemente dispuestos, que apenas permiten el crecimiento de las malas hierbas, sin perder por ello su capacidad drenante. El problema del mantenimiento siempre se tuvo en cuenta y las técnicas han de ser encaminadas a tener jardines bonitos sin que cuesten más de lo necesario.

Praderas en espacios reducidos
En un pequeño espacio existe incluso un césped, pero lejos de la imagen de esa pradera siempre húmeda, se ha instalado bajo él un sistema de riego subterráneo que lo reduce más de un 30%. Porque la xerojardinería también incluye las praderas, aunque en espacios mucho más reducidos y con técnicas de ahorro de agua.

 Jaras, romeros, salvias, pero también lilos, forsitias, glicinias, son algunas de las plantas que podremos ver en este jardín. Las primeras en los sitios donde no llega el agua, las segundas allí donde algún sistema de riego puede mantenerlas vivas durante el verano.

Este jardín no se encuentra abierto al público ya que sus instalaciones son utilizadas por los escolares de Pozuelo, sin embargo y aprovechando el servicio de atención a la planta enferma que se viene realizando en el Hospital de Plantas (el primero de carácter municipal en territorio español), podemos solicitar una visita los miércoles de 10 a 13 horas en el teléfono 91 351 26 41.

Herramientas para bonsáis

El bonsái tiene una simbología muy especial. En la mística oriental, concretamente en el budismo zen, es un instrumento para alcanzar la conjunción con la naturaleza. Esta conjunción se logra mediante la mera observación de un ejemplar. Su estampa debe ser perfectamente gemela a la de un árbol que se desarrolla libremente. Para ello debemos realizar ciertas tareas de jardinería y necesitamos hacernos con herramientas para bonsáis que nos ayuden a lograr nuestro objetivo.

Si estás familiarizado con su mundo sabrás que, cuando adquirimos uno, debemos cuidarlo con especial atención, para que se asemeje lo más posible a sus hermanos mayores. Por esta razón los cuidados del bonsái son extremadamente minuciosos y necesita herramientas especiales. No son aptos para personas con poca calma e impaciencia. Cuando te enfrentes a tu bonsái, tómatelo con tranquilidad, y recuerda que cada operación debe ser cuidadosamente realizada.

Herramientas específicas para trabajos minuciosos
Requiere unas atenciones específicas, no sólo para su mantenimiento, sino también para la consecución de esa apariencia tan deseada, que, no es aleatoria. Las formas que adquiere un bonsái por medio de las distintas técnicas están perfectamente definidas (en cascada, en bosque, recto formal, etc.), al adquirir uno debemos decidir qué forma deseamos darle, siempre teniendo en cuenta la especie de la que se trate, y realizar las tareas de jardinería con arreglo a ese objetivo.

Existen herramientas específicamente fabricadas para ellos, aunque en casos muy concretos nos podemos valer de útiles de jardinería general. Hay que tener en cuenta el tamaño reducido del bonsái, por lo que las que utilicemos con ellos deben permitirnos llegar hasta el último de sus rincones.

Algunas imprescindibles
Existen múltiples enseres fabricados para el amante del bonsái, pero sólo algunos resultan realmente imprescindibles. A continuación, citamos varios que son básicos:

  • Tijeras: sus hojas deben estar tremendamente afiladas para que el corte sea limpio. Son más cortas y estrechas que las de jardinería en general, para poder llegar a los rincones más escondidos. Existen varios tamaños para según qué tarea queramos realizar (poda de ramas, hojas, etc.)
  • Palillos: se utilizan para desenredar las raíces del árbol a la hora del trasplante. Lo ideal es que sean de bambú, ya que es un material blando y no dañarán nuestro bonsái. Han de estar muy afilados.
  • Gubia: la utilizaremos para tallar la madera muerta y conseguir así un aspecto más natural para nuestro árbol en miniatura.
  • Escobilla: nos ayudan a mantener limpia la tierra. La utilizaremos para eliminar hojas secas y otros elementos.
  • Cepillo: con él eliminaremos restos indeseables de la corteza como trozos muertos. Existen de varios grados de dureza.
  • Tenazas: para podar. Las de bonsái tienen las hojas cóncavas, lo que permite que el corte sea limpio.
  • Rastrillo y espátula: muy útiles para el trasplante. El rastrillo nos servirá para desenredar las raíces y la espátula para alisar la tierra después.
Algo muy importante a tener en cuenta es que las herramientas han de estar siempre escrupulosamente limpias. Para ello se recomienda limpiarlas con alcohol. Siempre debemos hacerlo después de cada trabajo, para que no se acumule la suciedad.