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Plantas de mi vida

Abonos naturales - Continuación

Abono verde
Enriquecer los suelos es una tarea fundamental y una forma de lograrlo es mediante la plantación de diferentes productos no comestibles, pero que sirven para aumentar la fertilidad del terreno. Estas especies son las que denominamos abono verde y su empleo es muy sencillo: antes de que florezcan, las cortamos y enterramos. De esta manera, labrar la tierra será más fácil.

Las plantas más requeridas como abono verde son de dos clases:

  • De invierno: el nitrógeno se adhiere a sus raíces convirtiéndolas en el producto estrella. Son las legumbres (habas) y los cereales (trigo, avena...).
  • Estivales: en verano nos decantamos por leguminosas (soja) y/o gramíneas (maíz). La alfalfa es también una excelente opción.
Arcones de compost
Es muy fácil tener unos arcones o baúles donde podamos ir almacenando residuos y producir abono. Una de las condiciones para lograrlo es que exista contacto directo con el suelo para beneficiar el proceso. La primera capa es de hierbas y el resto, vegetales y excrementos. A continuación, se cubre con un plástico. Es necesario regar la superficie ya que la humedad es indispensable y se recomienda añadir algo de tierra para que los gusanos estimulen la transformación.

Construir nosotros mismos los recipientes del compost no reviste dificultad; podemos seleccionar sus materiales a nuestro gusto (madera, cemento...). Lo imprescindible es que cuenten con respiraderos, que la cubierta o la tapa sea móvil y, como no, que exista roce con el terreno. Su uso es recomendable pero, si no disponemos de ellos, podemos elaborar el abono en el suelo, recordando su ventilación y riego.

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