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Plantas de mi vida

Cultivar un manzano

Uno de los frutales más habituales en el huerto es el manzano o Malus Commnis, de la familia de las rosáceas. Esta variedad es un híbrido entre el manzano que procede de los bosques europeos y del silvestre. El origen de este árbol de hoja caduca, que alcanza los diez metros de altura, no se conoce a ciencia cierta, aunque la opinión más generalizada lo establece en las tierras del Cáucaso.

Se cultiva desde la Antigüedad, cuando en Egipto y Babilonia el fruto era apreciado por sus propiedades medicinales, y en Grecia y Roma era la materia prima para elaborar diferentes bebidas. La manzana, que hoy nos ofrece más de 7.000 variedades, ha sido protagonista de numerosas leyendas y mitos desde el comienzo de la vida, desde la representación de la tentación en el paraíso hasta convertirse en la chispa que llevó a Newton a formular la teoría de la gravedad.

Cultivo sencillo
Para cultivarlo en el huerto lo más adecuado es realizarlo mediante acodo o injerto, ya que la reproducción mediante siembra es más complicada y se efectúa normalmente para lograr nuevas variedades. Para que se desarrolle de forma óptima, el suelo será bien drenado y profundo. Desde mediados del otoño hasta el comienzo de la primavera podremos llevar a cabo la plantación, aunque lo más adecuado es en el otoño, cuando el terreno aún almacena el calor estival.

Aunque su hábitat natural son zonas templadas, crece bien en casi todo tipo de climas e incluso soporta muy bajas temperaturas. Para un buen crecimiento del fruto, el manzano prefiere los ambientes húmedos a los secos.

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